Las aventuras de Perro en París
El perro luego llamado Perro fue el último de siete cachorros que nacieron una noche de tormenta en el taller mecánico del Mosca en Zepita y Lafayette, a unas cuadras del Riachuelo. Será por lo del séptimo hijo varón, quizás, pero ya de recién nacido se podía ver su carácter y su elevado instinto de supervivencia, desplazaba a sus hermanos de las tetas de su madre a los tortazos. Un par de meses después, el Mosca puso una caja de cartón en la puerta del taller con los cachorritos y un cartel escrito a mano que decía “en adocción” con una flecha roja dibujada con fibra señalándolos. De a poco los chicos del barrio se los fueron llevando hasta que el perro luego llamado Perro quedó solo, nadie lo eligió porque estaba siempre peleando a sus hermanos y ladraba mucho. El Mosca decidió quedárselo. Le pareció que podía ser un buen guardián para el taller. No le puso un nombre, él se había criado en el campo, en Tapalqué, y le parecía una tontería eso de andar poniéndole nombres a los anim